jueves, 15 de abril de 2010

¿MORAL DE DIALOGO O DE RECETAS? (1)

<)">(Como Juan quiso regalarnos a todos los lectores y lectoras su libro "Moral de Interrogaciones" con nihil obstat, pero ya agotado y descatalogado, vamos a seguir publicando el resto del libro en el blog)

Capítulo tercero:


¿MORAL DE DIALOGO O DE RECETAS?


1. ¿Moral de preguntas o de respuestas?

2. Lo admirativo, lo imperativo, lo interrogativo

3. El doble lenguaje del Nuevo Catecismo

4. El doble lenguaje de la encíclica Veritatis splendor

5. Hacia una moral esperanzada y esperanzadora.



1. ¿Moral de preguntas o de respuestas?


Ya Sto.Tomás hablaba de la Moral con una comparación culinaria. Para hacer una buena comida hacen falta, decía, dos cosas: conocer la receta y tener hábito de haber practicado, con logros y fallos. Los principios solos, sin esa experiencia práctica de logros y fallos, son como una receta que por sí sola no nos garantiza el éxito. Funcionar con recetas prefabricadas o hacerlo con experiencia y creatividad son dos estilos diferentes de pensar y realizar la moral.


También es muy socorrida la comparación automovilística. Usar solamente el freno en caso de apuro es error de principiantes. En Moral, el freno y el acelerador nos llevan a los extremos del moralismo y la permisividad. Lo que hace falta es rapidez de reflejos para combinar el uso de ambos con el del volante y explotar otros recursos en situaciones inéditas que se presentan de improviso.


Ahora bien, ¿para qué se cocina y para qué se conduce? Quizás por necesidad, por utilidad, por placer o por otras razones. En Moral, este campo de las motivaciones cobra una relevancia especial. Ahí es donde se muestra si una moral es de estilo repetitivo o creativo, prefabricada o interrogante. Ahí es donde tiene que aplicarse el bisturí de la revisión de la moral, pues gran parte de la llamada crisis de la moral no está tanto en que se tambaleen las prácticas como en que se las confronta desde actitudes vitales y maneras de pensar muy diversas. La preocupación por esta problemática es la que ha desencadenado estas reflexiones en busca de una moral de interrogaciones, heurística, creativa, en proceso siempre de revisión y crecimiento hacia el futuro.


Sin embargo, hay que admitir que no es éste el estilo de moral que normalmente se espera cuando se hacen preguntas sobre dilemas morales. Se tiende a menudo a suponer que los estudiosos de la moral son expertos en dar las respuestas a estos problemas difíciles y se esperan de ellos soluciones concretas. Se suele preguntar por las normas, olvidando que éstas no son más que un cauce para facilitar y canalizar la corriente de los valores. Se pregunta por los principios y se tiende a idolatrarlos, olvidando que éstos son recursos para que el cauce no absorba al río. Hay detrás de todo esto lo que Bergson habría llamado un punto de vista estático, en vez del que correspondería a una moral dinámica.1


La moral dinámica que estoy tratando de buscar aquí no es algo acabado; está por hacer. Se la busca, se la piensa y se la vive en el proceso de ir haciéndola junto con otros, a través de fallos y logros, reorientándose hacia el futuro. En vez de limitarse a aplicar normas y principios inmutables a casos concretos, se repiensan y rehacen las normas y principios a la luz de cada caso inédito. Y esto se hace en diálogo sincero con otros, consciente de lo modesto del esfuerzo, evitando hacer ídolos tanto del racionalismo como del individualismo o el autoritarismo. Hace falta para eso mucha capacidad de diálogo, de actitud prospectiva y de relativizar el propio punto de vista. Además, por encima y por debajo de todo el proceso, se requiere una actitud que se oriente, más allá de toda norma o principio y de toda situación, a los valores y motivaciones de mayor peso, capaces de relativizar tanto las normas como las situaciones.


Una vez supuesto este estilo de moral, ya no se confunde lo equivocado, sin más, con lo irresponsable, ni se cree que sólo hay una respuesta correcta para cada problema. No estamos en Matemáticas, sino en Moral. Una respuesta o decisión, que luego resultan equivocadas, pueden haber sido moralmente correctas, en el sentido de responsables, debido al modo por el que se llegó a ellas. Dos respuestas, un sí y un no, pueden ser igualmente correctas o incorrectas en el sentido moral, no porque estén o no equivocadas, sino según haya sido responsable o irresponsable el proceso de discernimiento que ha conducido a ellas.


La moral dialogante fomenta la autonomía y el crecimiento auténtico de la persona, en vez de sofocar esa maduración con una exagerada heteronomía de preceptos. Es una moral más dinámica que estática, más preocupada de la verdadera felicidad humana que del mero énfasis en el deber o la obligación. Es una moral centrada en actitudes básicas ante valores fundamentales, buscando siempre la realización auténtica de nuestras aspiraciones humanas más genuinas.2 Es también una moral en actitud interrogante, centrada en la pregunta sobre cómo ser genuinamente humano, más que en lo prohibido y lo permitido.


Esta moral dialogante, creativa e interrogativa, se mueve en la continua tensión dialéctica entre las normas o principios generales y los casos concretos; no se limita meramente a "aplicar normas". Reflexiona sobre los éxitos y fracasos pasados, individuales y colectivos; trata de pensar por sí misma y juzgar honradamente, no por obediencia ciega, para poder crear. Una moral así es, además, ecuménica, en el sentido amplio de la palabra, ya que busca el terreno común en el que podemos converger con otros que, aunque no compartan la misma cosmovisión, pueden compartir con nosotros la preocupación común por el futuro de la humanidad. Por el contrario, la moral de recetas se centra en normas, reglas o principios, aplicados a casos particulares sin flexibilidad, sin margen para excepciones y sin riesgo: es una moral prefabricada, deductiva y autoritaria.


1 A lo largo de la historia de la formación de la teología moral católica se han percibido los dos estilos de moral aludidos aquí. cf. MAHONEY J., The making of Moral Theology. A Study of the Roman Catholic Tradition, Clarendon Press,Oxford 1987. Para la acentuación de la tensión entre ambos estilos dentro de la iglesia recientemente, véase Mc CORMICK R., "The Shape of Moral Evasion in Catholicism Today", America 159(1988)oct.1, pp.183-188; id., Moral theology 1940-1989. An Overview, Theological Studies 50(1989)3-24

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